domingo, 19 de febrero de 2023

Reto 2: Reflexión sobre una buena práctica para favorecer la igualdad de trato y de oportunidades y la no discriminación

En abril de 2017, el Consejo Superior de Deportes, O.A. adscrito al Ministro de Cultura y Deporte, acogía en su sede la presentación de la campaña “SÉ UN HÉROE CONTRA EL CIBERBULLYING, dirigida a CONCIENCIAR a les ADOLESCENTES sobre el ACOSO en les REDES SOCIALES. La iniciativa partía de las Fundaciones Deporte Joven, ONCE y Legálitas y contaba con la colaboración de dos laureades estrelles del baloncesto: Rudy Fernández y Daniel Stix.


En un vídeo de apenas 47 segundos, estes dos personalidades de primera línea en el mundo del deporte lanzaban una batería de mensajes claros y contundentes:


Todas y todos hemos soñado alguna vez con ser héroes. Hemos imaginado que encestábamos una canasta en el último segundo y que hacíamos saltar de alegría a todo un país. Pero ser un héroe a veces es cuestión de algo mucho más simple. Algo que tienes al alcance de la mano y que puede determinar el éxito o el fracaso de la persona que se sienta a tu lado en clase. Un compañero o compañera que el día de mañana podría hacer vibrar a todo un país. O al mundo entero. Pero que por culpa de esa foto inoportuna que acabas de recibir, jamás lo conseguirá. NO DIFUNDAS, NO COMENTES, NO TE BURLES, Y DENUNCIA. ¿Quieres ser un héroe? Puedes serlo hoy mismo. Está en tu mano. Sé un héroe contra el ciberbullying”.


Durante las semanas siguientes, les promotores de esta BUENA PRÁCTICA en favor de la igualdad de trato y la no discriminación circularon su mensaje en redes sociales como Facebook, Twitter y Youtube, junto con el hashtag #SéUnHéroeContraElCiberbullying. La idea fuerza de la campaña quedaba así sembrada en espacios virtuales cercanos a aquellos en que tenían lugar les actes de violencia a combatir, pudiendo llegar directamente a les agresores y a sus víctimes, o al menos al entorno de ambes. En menos de un mes, el vídeo había alcanzado más de medio millón de reproducciones y había sido compartido por referentes culturales de la talla de Alejandro Sanz, que contaba entonces con más de seis millones de seguidores en Facebook. Pasados ya algunos años, aún es posible encontrar este vídeo alojado en páginas web de organizaciones educativas, como EscuelasCatólicas, o de plataformas dedicadas a prevenir y actuar frente el acoso escolar, como PDABullying.

Por supuesto, sería ingenuo pensar que una campaña de sensibilización, por muy bien diseñada y dirigida que esté, puede revertir en el corto plazo un problema social creciente como es el ciberacoso. En 2019, una encuesta realizada por Save the Children a 400 jóvenes de toda España reveló que 4 de cada 10 encuestades había sufrido esta forma de agresión online, algunes de elles a edades tan tempranas como los 8 o 9 años. Más aún, en 2021, el informe anual de prevención del acoso escolar en centros educativos de las Fundaciones ANAR y Mutua Madrileña, elaborado a partir de encuestas a más de 10.000 estudiantes y casi 500 docentes, señalaba un aumento preocupante del ciberacoso desde el inicio de la pandemia de la COVID-19: un 24% de les estudiantes afirmaba conocer casos en su clase, producidos en su mayoría vía Whatsapp, Instagram y TikTok.

 

El desaliento que produce la estadística (no son números, son vidas) no debería, sin embargo, oscurecer el BENEFICIO de campañas como #SéUnHéroeContraElCiberbullying. Posiblemente, su IMPACTO deba medirse en términos más largo plazistas, que pasan por visibilizar y poner en la agenda pública una nueva manera de ejercer violencia, derivada del acceso temprano y mal uso de determinadas tecnologías de la comunicación.

Los aciertos de la campaña no acaban ahí. Sus FORTALEZAS son varias. Primero, el DISCURSO se mantiene en un interesante nivel de generalidad respecto a cualquier forma concreta de discriminación que podamos imaginar o haber conocido en las aulas, ya sea por motivos racistes, ideológiques, de orientación o expresión sexual, gordofóbiques, capacitistes, etc. De este modo, se subraya la esencia de la discriminación el rechazo a le diferente y se pone el foco en el medio particular por el que se ejerce: los teléfonos móviles y las redes sociales.

Segundo, les EMISORES del discurso son dos persones sobradamente conocides y admirades por sus logros deportivos, lo que les confiere legitimidad para actuar como figures ejemplarizantes y moralizadoras, especialmente ante un público joven. Las mismas palabras, pronunciadas por padres o profesores, podrían fácilmente caer en saco roto.

Tercero, les RECEPTORES del discurso no son ni les agresores ni les víctimes, sino les cómplices de la relación de acoso: tanto mal hace el autor de “esa foto inoportuna” como quien la difunde, la comenta, se burla o, simplemente, se  calla y no denuncia. De hecho, sin el respaldo del entorno, el ciberacosador no podría ejercer daño alguno. La campaña da en el clavo al presentar esta forma de violencia como una relación triádica, en la que les compañeres de clase son les testigues directes y, por ello, les primeres responsables de inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

En línea con lo anterior, y por desgracia, adquiere todo sentido apelar a la figura del HÉROE. ¿Quién se atreve a arriesgarse, ya sea por omisión o acción, a ser la próxima víctima del ciberacosador? Esta última fortaleza de la campaña es a la vez espejo de una DEBILIDAD estructural y del necesario cambio de mentalidad que queda por acometer en nuestra sociedad para que la denuncia de les actes de discriminación pierda la condición de heroicidad (reservada, por definición, a unos pocos) para convertirse en un valor cívico (común a la mayoría). #AprendeDiversidad #LenguajeInclusivo

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Reto 3: Arte para la igualdad

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